¿Que es la bioética?
La palabra
bioética se define como “el estudio
sistemático de la conducta humana en el ámbito de las ciencias de la vida y el
cuidado de la salud, examinada a la luz de los valores y los principios
morales” (W.T. Reich, Encyclopedia of bioethics).
El significado
etimológico de la palabra “bioética” proviene del griego Bios: vida y Ethos:
ética. Pero, ¿Qué es la
ética?
La ética se
define como una disciplina filosófica que estudia el bien y el mal y sus
relaciones con la moral y el comportamiento humano. Esta rama de la filosofía estudia lo correcto
o equivocado del comportamiento del hombre.
En tal
sentido, podemos decir que la bioética es una rama de la ética que estudia lo
correcto o incorrecto del comportamiento humano en sus relaciones con el
planeta, abarcando desde como se dan estas relaciones con otros individuos de
su misma especie, con otras especies y con el medio ambiente, hasta las
relaciones en el ámbito de la investigación científica.
La palabra
bioética ha sido utilizada para definir esta disciplina de estudio desde el año
1927, cuando el pastor, teólogo,
filósofo y educador alemán Fritz
Jahr, utilizo el término Bio-Ethik en un artículo sobre la relación ética del
ser humano con las plantas y animales. Luego en 1970, el Bioquímico Oncólogo estadounidense Van Rensselaer Potter utilizo el termino Bio-ethics en un artículo
sobre la ciencia de la supervivencia y posteriormente en el año 1971 en su
monografía titulada “Bioethics: bridge to the future” (Bioética: un puente
hacia el futuro), donde el autor
englobaba “la disciplina que combina el conocimiento biológico con el de
los valores humanos”.
A pesar de que
el término es relativamente nuevo, ya en la edad antigua existía preocupación
por estos temas; lo que se puede apreciar en el Juramento de Hipócrates. Este juramento constituye un conjunto de
escritos que forman parte del Corpus
Hipocraticum redactado por
Hipócrates en el siglo V a.C, con la finalidad de regular la práctica médica
bajo los principios éticos de la época.
En el mundo
moderno, las primeras declaraciones de bioética surgen posteriores a la Segunda
Guerra Mundial, cuando se descubrieron una serie de experimentos llevados a
cabo por los facultativos Nazis sobre los prisioneros de los campos de concentración. Fue en
el siglo XX, debido a su rápida evolución, donde se reconoció la necesidad de
dilucidar temas controversiales generados por los nuevos descubrimientos y la
forma como se lograban estos descubrimientos, muchas veces utilizando para la
investigación seres humanos en situación de vulnerabilidad.
Los rápidos avances científicos y tecnológicos del siglo pasado
constituyen un factor determinante en la evolución de esta disciplina,
destacándose el desarrollo de la ingeniería genética con sus amplios avances en
múltiples técnicas de manipulación genética, reproducción humana asistida,
creación de híbridos y organismos transgénicos. Los descubrimientos médicos en
técnicas para prolongar la vida (como la reanimación) o acortarla (eutanasia), los
trasplantes de órganos, y la investigación con seres humanos, creando la
necesidad de establecer códigos éticos y normativas legales para evitar abusos
y atentados contra la dignidad humana.
El criterio ético fundamental que regula esta disciplina es el respeto
al ser humano y a la dignidad de la persona. Sin embargo, la bioética no se
limita solo al campo de la medicina; sino que va mucho mas allá, abarcando un
amplio campo de acción que involucra otras áreas como la nutrición, la biología, la política,
psicología, sociología, teología, química, derecho, filosofía, antropología,
entre otras.
Principios de la bioética.
Existen
diferentes autores con diversas opiniones acerca de los principios en los que
se basa la bioética para la toma de decisiones controversiales. Sin embargo, el
médico y filósofo español Diego Gracia propone una teoría ampliamente aceptada
que establece 4 principios fundamentales:
Principio de no maleficencia
Se refiere a abstenerse intencionadamente de realizar
actos que puedan causar daños o perjudicar a otros. Este principio se formuló en la etapa
Hipocrática de la medicina: Primun non
nocere, es decir, ante todo no hacer daño al paciente. Se trata de respetar
la integridad física y psicológica de la vida humana.
Las implicaciones de este principio para los profesionales de la salud
son varias: tener una formación teórica y práctica rigurosa y actualizada
permanentemente, investigar sobre tratamientos, procedimientos o terapias
nuevas para mejorar los ya existentes con el objeto de que sean menos dolorosos y dañinos para el paciente, evitar
la aplicación de procedimientos y/o tratamientos innecesarios.
Principio de beneficencia
Es la
obligación de actuar en beneficio de otros, promoviendo sus legítimos intereses
y suprimiendo prejuicios. Este es otro de los principios hipocráticos. Se trata
de la obligación de hacer el bien. En el ámbito de los servicios de salud
promueve el mejor interés del paciente.
Principio de autonomía
Se puede
definir como la obligación de respetar los valores y opciones personales de cada individuo en
las decisiones básicas que atañen a su vida. Tiene un carácter imperativo y
debe respetarse como norma excepto cuando se dan situaciones en que las
personas puedan no ser autónomas o presentar una autonomía disminuida. La mayor
representación de este principio es el consentimiento libre e informado del paciente.
Es importante resaltar que en el
área de la salud; la autonomía no implica que el paciente pueda hacer o elegir
lo que quiera. Lo que significa este principio en el ámbito médico es que el
paciente debe ser correctamente informado de su condición y de las posibles
alternativas de tratamiento que se le pueden aplicar, de manera detallada y sin
condicionamientos, para que éste pueda hacer su elección libremente.
Principio de justicia
Consiste en tratar a cada uno como corresponda. Impone la
obligación de tratar igual a los iguales y desigual a los desiguales con la
finalidad de disminuir las situaciones de desigualdad.
Persigue el reparto equitativo de cargas y beneficios en el ámbito del
bienestar vital, evitando la discriminación en el acceso a los recursos
sanitarios. Este principio pone limite al de autonomía, ya que pretende que la
autonomía de cada individuo no atente contra la vida, libertad y demás derechos
básicos de las otras personas. También
determina las características relevantes para la distribución de los recursos
sanitarios.
La relación entre el personal de salud con el paciente se basa
fundamentalmente en los principios de beneficencia y de autonomía, pero cuando
estos principios entran en conflicto, a menudo por la escasez de recursos, es
el principio de justicia el que entra en juego para mediar entre ellos.
En algunas oportunidades los citados principios entran en conflicto, y
no sabemos cual debe prevalecer por
encima del otro. La respuesta a esta interrogante la obtendremos al saber la
relación riesgo-beneficio que
obtendremos al aplicarlos.
Diego Gracia estableció la jerarquización de estos principios de la
siguiente manera:
-
Nivel 1:
justicia y no maleficencia
-
Nivel 2:
autonomía y beneficencia.
Por lo tanto se establece que los principios del nivel 1 están por
encima de los principios del nivel 2, de tal forma que la autonomía de un
paciente nunca podrá estar por encima de la justicia o la no maleficencia. Lo cual se entiende ya que una decisión tomada por un paciente de forma autónoma
que cause un daño o menoscabe el principio de justicia no puede ser considerada
para su aplicación.
En el ámbito hospitalario con frecuencia suelen darse conflictos éticos
generados por los limitados recursos del sistema público de salud en relación con la alta demanda de asistencia (sobre
todo en los países subdesarrollados), por lo tanto es importante tener clara la
preeminencia de estos principios para la correcta solución de dichos conflictos.
Planteamos un ejemplo muy sencillo donde podemos observar la
confrontación de los mencionados principios: tenemos un paciente (1) que puede
caminar hasta la sala de Rx pero prefiere no hacerlo y quiere ser trasladado en
silla de ruedas, sin embargo solo hay una silla y esta siendo utilizada por
otro paciente (2) con movilidad limitada. Se le explica la situación al
paciente 1; y éste exige que se le retire la silla al paciente 2 para
movilizarlo a él (1). En este caso no se
puede aplicar el principio de beneficencia sobre el paciente 1 porque para
hacerlo estaríamos menoscabando el principio de justicia y el principio de no maleficencia contra el
paciente 2.
Debemos tener en cuenta que no
se puede realizar ninguna acción que genere un beneficio a una persona; si para
ello debemos causar un perjuicio a otra. Lo cual coloca en el número 1 de la jerarquía
al principio de no maleficencia.
Gracias, hasta la próxima…
Lcda en Enfermería Paola Di Zio
Lcda en Enfermería Paola Di Zio
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